“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”
Muhammad Ali fue uno de los mejores boxeadores de la historia. Pero antes de que recibiera su aclamación, antes de que su nombre y su rostro se conocieran en todo el mundo, era solo otro boxeador que luchaba por entrar en la gloria. Ali antes de llegar a la fama sus tres palabras eran: SOY EL MEJOR.
Mas el que fue sembrado en buena tierra, este es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y deliver a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.
Si dices NO quieres tener sobrepeso, la imagen que viene a tú mente eres tú con sobrepeso y partiendo de la premisa te conviertes en lo que piensas seguirás manteniendo el mismo peso que imaginas.
Dicen que siempre hay una primera vez, si sientes curiosidad de saber lo que se siente pasar tres días sin comer hoy lo descubrirás.
Incluso las palabras que decimos a nosotros mismos pueden tener un efecto profundo en nuestra autoestima y en nuestra percepción de nosotros mismos.
Esto crea una brecha entre donde tu mente está y tu realidad, que a través de la repetición te impulsa a la acción para cerrar la brecha entre una y otra.
La Biblia nos exhorta a usar nuestras palabras de manera responsable y sabia. En Efesios 4:29, se nos dice: «Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes».
La Biblia nos advierte que un día daremos cuenta de cada palabra que hayamos hablado. Mateo twelve:36 nos dice: «Pero os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio».
Atacando a los demás, pensando que la validez de su mensaje les confiere el resguardo ethical necesario para sesgar las vidas de quienes se oponen o permanecen indiferente al mismo.
Nuestra confesión de fe en la Palabra de Dios tiene un impacto directo en nuestra vida espiritual y emocional. Debemos aprender a declarar las promesas de Dios sobre nosotros y sobre nuestra situación, confiando en que Su Palabra nunca falla y que tiene el poder de cumplirse en nuestra vida.
Las palabras son herramientas poderosas que pueden impactar tanto positiva como negativamente en nuestras vidas y en la de los demás. En la Biblia, encontramos numerosos pasajes que nos enseñan sobre el poder de nuestras palabras y cómo debemos read more usarlas con sabiduría y amor.
Esto nos recuerda que nuestras palabras tienen consecuencias y debemos ser responsables de lo que decimos.
Como seguidores de Cristo, debemos ser conscientes del poder de nuestras palabras y usarlas sabiamente, para traer vida y bendición a los demás y para glorificar a Dios.